Ricardo Diez
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| | Enviado sábado, 31 de diciembre, 2005 - 06:14 am: | |
CLARIN
A UN AÑO DE LA TRAGEDIA DE ONCE : EMOTIVA HOMILIA DE BERGOGLIO EN LA CATEDRAL
"Buenos Aires tiene que llorar y ser purificada por las lágrimas"
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Georgina Elustondo.
gelustondo@clarin.com
Difícilmente la Catedral de Buenos Aires repita en su historia una jornada similar a la de ayer. Escenario y postal de un momento de profundo dolor y respetuosa espontaneidad, el templo hospedó ayer durante más de una hora a miles de familiares, amigos y sobrevivientes de Cromañón, que conmemoraron allí, en una emotiva homilía a cargo del cardenal Jorge Bergoglio, el primer aniversario de la tragedia que se cobró 194 vidas el 30 de diciembre de 2004.
Cientos de chicos y jóvenes sentados en ronda, refugiados con mucha congoja en rincones mínimos, apretados por el calor del día y por el abrazo amigo, dispuesto y urgente como pocas veces.
Banderas, pancartas, infinidad de fotos y nombres aferrados a cuellos tensos, cansados. Mayorías de vestir sencillo y aspecto humilde, sentimientos a flor de piel, la solemnidad mucho más lejos que de costumbre.
En la misa de ayer por las víctimas de Cromañón, los rituales y formalidades propios de la Catedral porteña y de la liturgia cristiana quedaron en segundo plano ni bien arrancó la misa, sin que eso afectara u opacara la seriedad y el respeto de la celebración. Es más, fue el mismo Cardenal quien favoreció y estimuló esa cercanía y esa naturalidad con una prédica llana, contenedora y solidaria.
"Hace un año esta ciudad recibió la bofetada de una tragedia. Y hay que hacerse cargo", remarcó Bergoglio, y con evidente enojo disparó: "Buenos Aires trabaja, hace negocios, busca rosca, pero no ha llorado aún lo suficiente. Ciudad distraída, dispersa, egoísta, casquivana, superficial... Que no se nos endurezca el corazón. Buenos Aires no se ha hecho cargo de sus múltiples tragedias, tiene que llorar y ser purificada por las lágrimas".
Bergoglio pidió recordar y llorar a los muertos de Cromañón y pidió por la verdad y la Justicia. "Esta ciudad vio sesgada la vida de 194 hijos jóvenes que eran promesas, que eran futuro. Se nos truncó la esperanza de esos chicos que no van a ser sustituidos por nadie. Es muy difícil hacerse cargo de esa tragedia, pero sus fotos son una muy dura advertencia para todos", destacó.
Una iglesia repleta, incapaz de sumar más almas a las presentes, lo escuchó en el más profun do silencio. El mismo que acompañó minutos antes los pasos de cientos de familiares desde la puerta de entrada hasta el altar, donde cada uno dejó una velita frente al niño Jesús en homenaje a sus víctimas.
Desde las 15, el frente de la Catedral metropolitana ya recibía a quienes se acercaban con un rostro poco habitual y muy impactante. Una extensa tela negra, que abrazaba una a una la docena de inmensas columnas que recorren su frente, advertía con letras tan grandes como un grito: "Un año sin ellos. Que no se repita".
A la salida, quienes asistieron a la misa encontraron un panorama distinto al de la entrada: la plaza estaba llena, lista para acompañar a los familiares en su marcha hasta el boliche de Once, el lugar que enlutó sus vidas hace ya un año, el santuario que insistirá hoy y siempre en defender su memoria. |