Ricardo Diez
Username: Ricardodiez
Registrado: 1-2005
| | Enviado miércoles, 01 de marzo, 2006 - 12:17 pm: | |
NOTICIAS URBANAS
Sala Juzgadora: Final abierto
Aníbal Ibarra tuvo ayer un día de aquéllos. Su alegato terminó con escándalo, reapareció Gerardo Romagnoli y los familiares empezaron su juego con miras a al votación. El jefe porteño en su momento más humano pero también en el más difícil. Hipótesis legislativas. El escenario de ayer, el del acto de mañana y lo que puede pasar de aquí en mas
Por Fernando Riva Zucchelli
Aníbal Ibarra miraba de frente a los familiares que lo insultaban y lo amenazaban y vaya Dios a saber qué era lo que le pasaba por la cabeza. Luego bajó la cabeza en un clásico gesto de contrición religiosa y esperó que terminara la andanada, la retirada de la gente, la de los propios al salón Eva Perón y el pase nuevamente que le dio un apresurado Julio Maier.
Nadie garantiza que los familiares no iban a reaccionar en algún momento contra Ibarra, pero lo que sí es seguro que eso ocurriría si se los echaba. Y Maier, que no viene de la política, que gusta de tener autoridad a veces por demás, que se rige por otros códigos, apretó el play y disparó lo que menos le convenía a quien estaba en uso de la palabra.
Ibarra volvió a hablar, ya no con el tono enfático, como si el acto de contrición hubiera sido efectivo, pidió disculpas de manera sincera, no defendiendo su ya aburrido monólogo habitual -que esta vez lo dijo Julio Strassera- sino desde el corazón, dejó de ser el "Pinocho" de muchos días en que no comprendió en toda la dimensión lo que se le reclamaba. Y lo hizo, y para seguir la línea lo citó al cardenal Jorge Bergoglio, uno de los pilares del ecumenismo que sostuvo y contuvo la tristeza infinita de los familiares mientras la política de la Ciudad toda, no supo darle cauce al legítimo dolor hasta dejarlo en manos de cuatro o cinco especuladores que la llevaron hasta donde está.
Igualmente no es justo, es desproporcionado destituir a Ibarra por la tragedia, más allá de los errores que cometió su administración y él mismo. El rosario empezó con su faltazo al lugar del hecho, algo que está en la primera hoja del manual de la política. Estuvo solo todo el proceso o sea un año y dos meses, una eternidad. Recién el último mes apareció la solidaridad de la corporación que, protegiendo los apellidos que empiezan con K, se fueron sumando de a poco hasta convertirse en una potente solicitada. No se allanó al dolor real, no mostró el ser humano que se le reclamó hasta desde una repleta Catedral Metropolitana, confundido con provocaciones e indefiniciones políticas, Ibarra fue la cabeza de la Ciudad que "no lloró lo suficiente" hasta que fue suspendido.
Y ahora para colmo de males para el jefe porteño, un día antes de la movilización que pretende restablecerlo en el poder, el escenario de la Sala Juzgadora vuelve a complicarse. La vuelta de un herido Romagnoli, que es algo así como un "mono con navaja" con el voto, podría seguir la lógica de Noemí Oliveto en la suspensión. De menor a mayor, "sólo si es necesario", especulan en el zamorismo.
Los K tienen más disciplina en todo el país -como lo demuestra la solicitada- que en su bloque legislativo porteño. La presión de Kirchner hacia adentro parece haber llegado a un límite, ahora la continúa Alberto Fernández y su objetivo es la movilización al acto contra la destitución. ¿Llegarán a las treinta mil personas necesarias como piso en la Plaza de Mayo?. Pero aún más difícil es saber si los votos de la Sala Juzgadora dejarán dentro de pocos días a Aníbal Ibarra o a Jorge Telerman a cargo del Ejecutivo porteño hasta el 2007. Queda esperar, nada más. |