Ricardo Diez
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| | Enviado sábado, 25 de agosto, 2007 - 10:28 am: | |
LA NACION
Muertas de dolor
El 30 de agosto se realizará la marcha por los 32 meses de la masacre de Cromagnon en la que familiares y amigos de las víctimas junto a los sobrevivientes unirán con su reclamo Plaza Miserere con Plaza Once.
Probablemente para muchos pase desapercibida la ausencia de Lucía Sergi. No será así para quienes conocen su historia. Lucía era la madre de Alicia Santonocito y la abuela de María Belén Santonocito, cuyas jóvenes vidas dejaron de vivir aquel terrible 30 de diciembre de 2004.
Lucía luchó hasta donde pudo. El frío de las ausencias, mas hiriente que el que habita nuestros días, le congeló para siempre el corazón y le cumplió el sueño creyente de estar mas cerca de sus amores perdidos a raíz de la corrupción, la desidia y la irresponsabilidad de funcionarios, empresarios y músicos.
Fue demasiado para el dolor de esta madre, la sexta que muere desde el incendio, tolerar la ostentación de la impunidad de algunos funcionarios, la puesta en escena de "el show debe seguir" de algunos músicos y la inminencia de la libertad del único empresario responsable preso. Seis madres muertas es el precio que ha pagado hasta ahora el movimiento Cromañón, varios abuelos y abuelas y los 194 chicos que cometieron el pecado de ir a divertirse escuchando a su banda favorita, que no los cuidó, como no los cuidó ni el Estado irresponsable ni la voracidad empresarial.
Seis madres muertas por el dolor que sigue haciendo estragos mientras la Justicia juega el macabro juego de anularse a si misma en esta seguidilla poco seria de absoluciones, revocaciones y límites, a medida de los deseos políticos, de las responsabilidades que mientras nadie asume como propias, sigue matando en serie y en serio.
Jorge Garaventa
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