Ricardo Diez
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| Enviado viernes, 11 de noviembre, 2005 - 05:57 am: | |
NOTICIAS URBANAS Graves incidentes en la Legislatura El vicepresidente primero de la Legislatura porteña, Santiago de Estrada anunció un cuarto intermedio hasta el lunes. Los familiares, que pretendían quedarse hasta que estuvieran todos los diputados para votar, explotaron y se armó una batalla campal en el recinto. Previamente, los kirchneristas se habían ido. Entre ellos estaba Mónica Bianchi, quien, según se comentaba, no estaba muy convencida de querer "salvar" a Aníbal Ibarra Por Enrique Colombano Lo que todos temían, pasó. La jornada legislativa de este jueves terminó con gravísimos incidentes, entre familiares y la policía, con sillas que volaron, trompadas y la posterior irrupción de la guardia de infantería. Y ningún médico que asistiera inmediatamente a los familiares heridos. La situación estalló luego de que el vicepresidente de la Legislatura, Santiago de Estrada, anunciara el pase a cuarto intermedio hasta el lunes, luego de que la sesión permaneciera detenida durante más de dos horas. Con un clima de tensión extrema como telón de fondo, la sesión se había detenido pasadas las 23, luego de que los legisladores kirchneristas abandonaran el recinto. Los ánimos ya se habían caldeado una hora antes, cuando el diputado Jorge San Martino, había comenzado a nombrar uno por uno a los diputados que no iban a votar el juicio político y no habían hablado o no estaban presentes, exigiéndoles que explicaran su postura. Con 29 voluntades a favor del juicio político, los familiares, desde la tribuna, y los diputados que fomentan la acusación reclamaban la presencia del Chango Farías Gómez, un K que habría prometido el voto por la acusación y que luego no se presentó argumentando enfermedad, el radical Roberto Vázquez y la independiente Mirta Onega. Pero había una voluntad que despertaba la esperanza de los familiares: la de la kirchnerista Mónica Bianchi, quien, según se comentaba en el recinto, quería cambiar su voto para avalar la acusación. Sugestivamente, los integrantes del bloque kirchnerista, desaparecieron poco después de las 21 y se refugiaron en el Salón Eva Perón, como si tuvieran que arreglar los tantos entre ellos. Mientras, los familiares gritaban "que aparezca Bianchi". En un momento regresaron, pero huyeron después del discurso de San Martino, quien, a su vez, fue criticado la diputada Noemí Oliveto, que por poco lo trató de irresponsable por enardecer al público. Poco antes, la esposa de Luis Zamora había sido muy aplaudida al anunciar que iba a votar a favor del juicio político. Su voto, era el número 29. El vicepresidente primero de la Legislatura, Santiago de Estrada, llamó dos veces a votar, pero primero, María Eugenia Estenssoro y luego, Milcíades Peña, lo impidieron pidiendo la palabra. Al faltar un voto para la acusación, la estrategia de los diputados que querían el enjuiciamiento pasó a ser la de estirar la sesión para impedir la votación, con la esperanza de que apareciera el sufragio faltante, y así pasó una hora más desde el abandono del recinto por parte de los legisladores K. Hubo un minuto de silencio pedido por Milcíades Peña, mientras los ánimos estaban cada vez peor. Los K no volvieron y se anunció que ya no estaban en la Legislatura. Con esta actitud, quedó muy claro que los platos rotos no sólo los pagará Ibarra, sino también el presidente Kirchner, y los familiares así se lo hicieron saber con cánticos insultantes. Con este clima, se pasó a un cuarto intermedio. "Secuestraron a Bianchi", manifestaban algunos familiares. Un vocero de la izquierda, a su vez, confesaba por lo bajo: "Tenemos como sea que intentar que se pase a cuarto intermedio para otro día, para poder tratar de conseguir el voto que falta, porque si se vota ahora, todo está perdido". Durante dos horas, los diputados estuvieron reunidos en el Salón Eva Perón, analizando qué iban a hacer. Después de varias deliberaciones, decidieron que no estaban las condiciones para seguir, por lo que votaron el cuarto intermedio hasta el lunes. Mientras, los familiares habían decidido permanecer en el edificio hasta que estuvieran los 45 diputados que integran la Sala Acusadora para que votaran y dieran la cara a la hora de la decisión. No pudo ser y, después de ocho horas y media de tensión, la forzada calma se transformó en furia. El final, nuevamente está abierto. Las heridas también. |