Ricardo Diez
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| Enviado domingo, 11 de diciembre, 2005 - 06:27 am: | |
CLARIN Ibarra ya piensa en su alegato ------------------------------- Marcelo Helfgot. mhelfgot@clarin.com Desde que la Legislatura aprobó el juicio político contra el jefe de Gobierno porteño, los ánimos de la tropa ibarrista se balancean en un vertiginoso subibaja. Es un caso de ciclotimia política. Hay días en que Aníbal Ibarra y su selecto grupo de colaboradores del "operativo retorno" con los que se reúne casi a diario se entusiasman con el cálculo de los legisladores que podrían garantizar la absolución del mandatario suspendido. Otros días los invade la depresión, porque alguno de esos diputados en los que confían hizo un ademán que podría presagiar un voto contrario. La estrategia trazada por Ibarra tiene varias escalas, entre las que se incluyen la campaña personal de exposición pública y la judicial. Pero el Plan A consiste, por lejos, en la búsqueda de los seis votos que necesita para salvar el pellejo en la Sala Juzgadora, integrada por 15 diputados. Pese a los vaivenes de algunos de sus miembros y la incógnita que se abre con la incorporación de los nuevos, los ibarristas creen posible encontrarlos. Aunque saben que sufrirán hasta mediados de marzo, fecha tope para conocer el veredicto. De todos modos, no descartan recurrir al pedido de nulidad jurídica, en caso de que la situación de Ibarra pase de castaño a oscuro. Para ello, la procuradora de la Ciudad, Alejandra Taddei, viene acumulando una lista de supuestas pruebas de irregularidades en los procedimientos para endilgarle a la Legislatura. "Quiere volver legitimado políticamente y no como producto de la maraña judicial, porque en ese caso nunca se despejarían las dudas que instaló la Legislatura sobre su responsabilidad en el caso Cromañón", le aclaró a Clarín otro de los funcionarios que se desdobla entre la gestión y la defensa de Ibarra. El mandatario suspendido suele reunirse con sus fieles en la sede de la Fundación de Políticas Públicas, ubicada en un edificio de la calle Arenales al 600, que preside un director de la Corporación Puerto Madero . Allí concurren, además de Taddei, el jefe de Gabinete, Raúl Fernández; los secretarios de Cultura, Gustavo López, y de la Producción, Eduardo Epszteyn, además de los titulares de Derechos Humanos, Gabriela Alegre, y de Prensa, Daniel Rosso. El jefe de Gobierno interino, Jorge Telerman, se mantiene al margen. Dicen que para preservar su rol institucional. Para apuntalar la presión sobre los legisladores dudosos y contraponerla a la que ejerce el grupo duro de los familiares de los chicos de Cromañón, Ibarra pretende fortalecer su imagen pública por una doble vía. La primera está en marcha desde hace semanas y consiste en su presencia en actos oficiales o recorridas con formato de campaña. La otra está en plena preparación y en el ibarrismo afirman que es el plato fuerte de la jugada: es el alegato que pronunciará Ibarra en la instancia oral y pública del juicio. El mandatario suspendido cree que la atención de la sociedad se concentrará en ese punto del proceso y aspira a sacar ventajas de su reconocida habilidad retórica. Ibarra no descuida detalle y ya comenzó a diseñar el planteo de su defensa consultando a varios de sus colegas abogados más prestigiados, como Julio Strassera, Ricardo Gil Lavedra y Daniel Sabsay, entre otros. Dentro de dos días, justo un martes 13, el juicio político entrará en su fase formal: fue la fecha fijada por el presidente de la Sala Juzgadora y del Superior Tribunal de la Ciudad, Julio Maier, para que las partes ofrezcan pruebas y realicen las recusaciones o pedidos de nulidad que crean conveniente. Para Ibarra será el comienzo de la hora de la verdad. |