Ricardo Diez
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| Enviado sábado, 31 de diciembre, 2005 - 06:45 am: | |
NOTICIAS 26 Una emotiva carta y una tierna canción para recordar a una víctima de Cromañón La mamá de María Laura Bello decidió contarle a Canal 26 los mejores recuerdos que tiene de su hija y cómo fueron sus últimos momentos antes de encontrar la muerte en el boliche de Once. Su mejor amiga hizo una canción en su memoria. Veála en el siguiente video. Esta es la carta completa que envió la mamá de María Laura a la redacción de Canal 26: María Laura Bello nació un martes 19 de Junio de 1990 en la Ciudad de Bs. As. Era una beba muy grande, pesó al nacer 4 Kg. 300g. Para sorpresa de todos llegó a este mundo cubierta por el manto de la Virgen, o sea con protección Divina, para los que no saben que es, “el bebe llega cubierto totalmente por una capa blanca que no deja ver al niño”, tipo una crema batida, o espuma de afeitar. En este DIA DEL PADRE hubiera cumplido 15 años. Una edad hermosa y muy significativa para las niñas. Fue muy esperada, era la mejor de 4 hijos, sus hermanos son varones, siendo su nacimiento un acontecimiento especial ya que su mamá había pasado los 40 años. Ya se había tratado todo lo concerniente a una hermosa fiesta, como para una princesa, que la compartiría con su hermano menor Rodrigo quién cumplirá 18 años. Por esas cosas del destino, de la irresponsabilidad y de la codicia insaciable de ciertas personas hoy ya no la tenemos con nosotros. Laura quería de regalo para su fiesta de 15 que tocara el grupo “Callejeros”. Le hicimos entender que era imposible ya que seguramente tendrían muchos recitales contratados y además su costo superaría todo el monto de la fiesta. Lo comprendió pero al enterarse del recital dijo: “Por 10 pesos no me pueden decir que no”, y fue junto a su gran amiga Natalia y otra nena con el entusiasmo de ver a sus ídolos al igual que el resto de los chicos que concurrieron esa noche. Laura o “Lau” como le gustaba que la llamaran tenía gran habilidad manual. Por ejemplo: tejía, hacía jabones, dibujaba y sobre todo le encantaba todo lo relacionado con la cocina en especial la repostería. Ayudaba a su familia reemplazando a su mamá a la hora de cenar tres veces por semana, cocinando siempre algo rico y sobre todo realizado con mucho cariño y esperándonos a todos con una mesa muy bien puesta sin que nadie se lo exigiera. Era una niña sencilla, tímida, buena compañera y mejor amiga. Bailaba muy bien, tenía una manera muy especial y le gustaba la música moderna. Dejó sin terminar de leer “Harry Ptter y la orden de Fénix”, que lo había recibido como regalo para Nochebuena. Está incluso el señalador colocado hasta donde llegó a leer. Su cuarto permanece igual que como ella lo dejó con sus libros, peluches, aros, pulseras, pinturas y los souvenires de los cumpleaños de 15 a los que pudo asistir. Asistió al recital junto a dos amigas, las llevó el papá de una de las nenas y quedamos en ir a buscarlas, debían avisarnos ya que llevaron celulares, pero el llamado de Laura nunca llegó. Lo último que recuerdan sus amigas es que Lau las soltó de las manos, ya que la altura, por lo que todos siempre la elogiaban, la perjudicó y fue la primera en desmayarse. Se la encontró en el Hospital Fernández como una NN femenina de 20 años ya que desde pequeña se destacó por su altura y al momento de fallecer medía 1,77 metros. Las manos de Laura quedaron estampadas en la pared del dormitorio de su amiga Natalia, por lo que ella no quiere que se toque. Dice que esa parte “nunca se pintará”. Había terminado de cursar el segundo año del bachiller en el Colegio Nuestra Señora del Huerto siendo para esa comunidad la única alumna fallecida en la tragedia de Cromañón. Se la despidió en la Capilla del colegio donde asistieron sus compañeros, amigos, vecinos y todas las personas relacionadas con sus padres y hermanos. La cálida despedida culminó en un aplauso que no terminaba… Lamentablemente se repite en la familia el hecho de que un padre asista al sepelio de su hijo. El abuelo paterno de Laura falleció el día que cumplía 45 años y su padre vivía. Era sobrina a nieta de José Talerico, uno de los diez primeros ciudadanos destacados de la Ciudad de Buenos Aires. Lo que sucedió dista mucho de ser un accidente. Fue a sabiendas de la existencia de incendios anteriores. De la utilización de material inflamable en lugar del ignífugo correspondiente, del bloqueo de las puertas de emergencia (acto que denota una total desaprensión por la vida de los chicos). En resumen, se debió a la desidia, incapacidad, corrupción y el acto criminal de bloquear las salidas de emergencia, resultando esto en una verdadera trampa mortal para todos los que concurrieron dicha noche. Confiamos en que la justicia avanzará y nuestros familiares y amigos no habrán muerto en vano pero sabemos que solo el reclamo incesante por la misma será la que termine asegurando que estos hechos no se repitan “nunca más” TE AMAMOS LAURA Y NUNCA TE OLVIDAREMOS |