Ricardo Diez
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CLARIN, SABADO 29 de enero de 2005
Ibarra en la Legislatura: duro examen y acusaciones cruzadas
Asumió errores, pero también descargó culpas en jueces y legisladores. Se enfrentó fuerte con la macrista Michetti. A la madrugada, recibió insultos de los familiares y se negociaba una interrupción.
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Mariana García.
magarcia@clarin.com
Con una fuerte autocrítica, pero también repartiendo responsabilidades con los otros dos poderes del Estado, el jefe de Gobierno porteño dio explicaciones por lo ocurrido en la noche del 30 de diciembre, cuando un incendio en la disco República Cromañón acabó con la vida de 191 personas. Aníbal Ibarra habló ante una Legislatura donde abundan las amenazas de juicios políticos y que ayer estuvo dominada por la presencia de los familiares de las víctimas.
Al cierre de esta edición, y ante las dudas por el pedido de un cuarto intermedio que hizo la diputada zamorista Susana Etchegoyen porque "los familiares están cansados", éstos perdieron la calma y comenzaron a insultar a Ibarra, además de pedirle la renuncia (ver página 7).
A las 3.15, negociaban la interrupción de la sesión. Los ibarristas querían seguir hasta terminarla, mientras que los legisladores que responden al sector de Mauricio Macri intentaban postergarla para hoy o para el lunes.
Hasta ese momento, hubo una sesión de alta tensión emocional y política. "¡Los chicos... presente". El grito de una madre a las 17.37 quebró el silencio que rodeó la entrada del jefe de Gobierno. Ibarra llegó así a la sesión extraordinaria que él mismo convocó para responder a los legisladores sobre su responsabilidad por lo ocurrido en Cromañón.
Las tres oportunidades en que los familiares hicieron sentir su presencia fueron los únicos momentos en que Ibarra no levantó la mirada de sus papeles y un gesto adusto se adueñó de su rostro. Había entrado al recinto acompañado por su Gabinete, incluido el secretario de Seguridad, Juan José Alvarez, y su vice, Jorge Telerman. Cuando comenzó a hablar, dejó en claro su estrategia: repetir una y otra vez que se hacía "cargo" por la masacre, pero que también exigía otras responsabilidades.
"El área de Justicia y Seguridad no funcionaba ni de lejos correctamente y me hago cargo", dijo, admitiendo que en los controles pudo haber corrupción. Y reconoció que la disco tendría que haber sido clausurada el 25 de noviembre, cuando se venció la certificación. Pero Ibarra también responsabilizó a los jueces que anulaban clausuras hechas por los inspectores de la Ciudad.
A los legisladores les achacó no haber propuesto modificaciones a las normas relacionadas con las habilitaciones y que fueron sancionadas en 1912 y 1969. En resumen, Ibarra hizo responsable a todo un sistema institucional.
En esa crítica también ubicó a dos de los dirigentes que azuzan juicios políticos: Patricia Bullrich y Mauricio Macri.
Ibarra repartió culpas, pero antes de hacerlo siempre se culpó a sí mismo. Su exposición se extendió hasta las 20.25 y después de una introducción de diez minutos en la que pidió a la oposición no hacer "un show mediático", utilizó más de una hora y media en detallar cada una de las medidas que realizó su gobierno en cuanto al control comunal.
Luego, dedicó una hora más en un informe específico sobre Cromañón. Llevó sus informes repartidos en más de 20 carpetas.
El jefe de Gobierno se enfrentó ante una Legislatura que apenas veinte días atrás intentó arrinconarlo con un pedido de interpelación. Pero también es cierto que Ibarra tuvo a su favor que se encontró con un cuerpo fragmentado en 19 bloques y en el que la mayoría de los 60 legisladores no se destacó por su oratoria.
Los puntos más difíciles fueron la macrista dura Gabriela Michetti —quien lo acusó de mentir y de negligencia—, y también Milicíades Peña, que había estado en su sector político y perdió en Cromañón a su ahijado de 14 años. Pero las lágrimas del diputado kirchnerista parecieron no calar el ánimo de Ibarra, quien imperturbable le contestó: "Porque lo conozco sé que no miente, pero se ha confundido y mucho".
Promediaba la noche cuando los asesores de Ibarra recibieron un llamado de alivio: el presidente Néstor Kirchner y Cristina Fernández felicitaban su exposición. "Estuvo muy sólido", le mandó decir la primera dama.
Ayer, llegó a su despacho a las 9.30 y a las 16.30 fue hasta la Legislatura, donde terminó de repasar su exposición.
"Siento como cuando rendía exámenes libres, sólo que esta vez voy a tener a más de 40 profesores que me quieren cagar", se sinceró Ibarra ante sus colaboradores. En el recinto, los legisladores ya estaban en sus bancas y los familiares levantaban las pancartas con las fotos de sus hijos. Al jefe de Gobierno le había llegado el turno para su examen. |