Ricardo Diez
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| Enviado lunes, 27 de febrero, 2006 - 07:29 am: | |
CLARIN Ibarra prepara su defensa, con un ojo puesto en el kirchnerismo Mañana hablará en el juicio, mientras se especula con qué harán los kirchneristas. Mañana, Aníbal Ibarra volverá a tener cara a cara a los familiares de las víctimas que murieron en República Cromañón. Será esta la tercera vez. Será también la decisiva. Porque ese día, tendrá que convencer a los catorce legisladores que integran la Sala Juzgadora que él, como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, no tuvo ninguna responsabilidad política en la tragedia. Durante dos horas, Ibarra tendrá que escuchar en la Legislatura el alegato con el que los tres fiscales también intentarán convencer a los legisladores. Aunque, claro está, sus argumentos serán para probar el cargo de "mal desempeño" del que acusan al suspendido jefe de Gobierno. Luego, será el turno de sus abogados. Otras dos horas tendrán los defensores para intentar demostrar la inocencia de su defendido. Entonces sí, a las siete de la tarde, la voz de Ibarra volverá a escucharse en el recinto de la Legislatura. Esta vez, para hacer su propia defensa. Habrán pasado casi cuatro meses desde que el 14 de noviembre, treinta de los cuarenta y cinco diputados que integran la Sala Acusadora de la Legislatura porteña decidieron que había motivos suficientes para suspenderlo en el cargo e iniciarle un juicio político. Pero Ibarra tendrá que esperar otros diez días para conocer su suerte. Ese es el tiempo que los legisladores decidieron tomarse antes de llegar a un veredicto. En ese lapso, se supone, cada uno de los miembros del jurado evaluará las pruebas y testimonios presentados por la defensa y la acusación. Pero como se trata de un juicio político, aquí las pruebas pesan tanto —o quizás menos— que la política. Sin una estructura propia, Ibarra depende de los apoyos que logró conseguir hasta ahora. Después de sumar algunas caras famosas o de renombre, los ibarristas admiten que de todos ellos, lo único que, en definitiva cuenta, es la actitud del kirchnerismo. El jueves intentarán dar una nueva pulseada con la marcha convocada por Ibarra a Plaza de Mayo. Se necesitan diez de los catorce votos para aprobar la destitución. Ibarra sólo tiene dos asegurados a su favor, el de su legisladora, Laura Moresi, y el del socialista Norberto La Porta. Si el kirchnerismo logra encolumnar a sus tres legisladores, Ibarra podrá festejar. Pero a pesar de que el Frente para la Victoria integró la alianza que llevó a Ibarra a la reelección, dos de esos tres legisladores —Helio Rebot y Elvio Vitali— dejaron en claro desde un principio que no iban a aceptar disciplina partidaria. Y así fue como Rebot se convirtió en uno de los jueces más duros del juicio, aunque esa dureza lleve como trasfondo una pelea entre Alberto Fernández y su jefe político, Jorge Argüello, por el control de la Ciudad. Lo cierto es que luego de la renuncia del zamorista Gerardo Romagnoli a la Sala, los números no se volvieron tan oscuros para Ibarra: las cuentas ahora son sobre catorce jueces en lugar de quince. Por eso, esta semana volvió a respirarse cierto aire de euforia en el ibarrismo. No sólo porque el propio Néstor Kirchner no tuvo reparos en soltarle en medio de un acto "amigo Aníbal", sino porque además fueron varios los kirchneristas que volvieron a mostrarse con Ibarra. Los peronistas de la Legislatura relativizan esa euforia. Y señalan que de la misma manera en que el suspendido jefe de Gobierno se paseó por la Casa Rosada, también lo hizo quien desde hace cuatro meses ocupa su lugar, su vice, Jorge Telerman. También por pedido del Presidente. Lo cierto es que después de varias semanas en que el proceso en la Legislatura pareció correr entre expedientes y declaraciones, otra vez volvieron a moverse los gestos de la política. |