Ricardo Diez
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| Enviado sábado, 04 de marzo, 2006 - 11:47 am: | |
URGENTE 24 horas Gabriela Michetti: "Todo es posible en Aníbal Ibarra" El juicio político a Aníbal Ibarra tendrá una definición el martes próximo. Resultan importantes las definiciones que brindó Gabriela Michetti, jefa del bloque de Compromiso para el Cambio / PRO en la Legislatura porteña, a la revista EDICIÓN i. Ella ha sido una permanente investigadora de la tragedia ocurrida en República Cromañón. -¿Han logrado el objetivo que se fijaron en el caso República Cromañón? -En enero de 2005 nos fijamos un objetivo que, a febrero de 2006, no hemos conseguido: consiste en una convicción de que deben encontrarse responsabilidades políticas acerca del descontrol existente en las Habilitaciones e Inspecciones de la Ciudad, porque lo ocurrido en la disco Cromañón es consecuencia de ello, pero esta grave situación no se agota en la tragedia del 30 de diciembre de 2004. Claro que alcanzar ese objetivo después de 194 muertes podía provocar un cambio muy fuerte en las estructuras políticas, gerenciales y sociales de la Ciudad de Buenos Aires. Entonces, ésta era la oportunidad de concretar una discusión profunda. Ese objetivo no fue logrado porque, en realidad, aquí no se logró debatir qué implica un mal desempeño y qué debe ocurrir con un funcionario que falta a su deber. Aquí ocurrió una disputa entre quien se aferra a su sillón y entre quien, en teoría, pretende removerlo. Entonces, esto ha sido una reyerta más de las habituales en la política. Mucho de lo que se ha publicado acerca de Cromañón da asco. Tanto se enlodó a todos los involucrados que cada día discutimos cuestiones que no guardan relación con el fondo de la cuestión. Debatimos si hay un legislador que fue comprado, o cómo presionarán a quienes deben votar o quién más se pasará de bando. Nunca se ha prestado suficiente atención a los 12 cargos por mal desempeño de Aníbal Ibarra, y cuáles fueron sus defensas. -Bueno... existen dos realidades simultáneas. Una es la que le llega al público, a través de los medios: declaraciones políticas, operaciones de prensa y trascendidos. Otra es lo que ocurre en las sesiones de la Sala Juzgadora, los testimonios, las pruebas y la defensa. De los 12 cargos, ¿cuáles fueron confirmados y cuáles se licuaron? -En términos generales, ninguno de los 12 cargos fue licuado. El juicio político demostró que todos tienen sustancia, tal como se planteó en la acusación. Son causales de mal desempeño. Lo que mejor se comprobó fue la responsabilidad primaria del Jefe de Gobierno de ejercer el poder de policía de la Ciudad, lo que no ocurrió en la tragedia. Tenemos un Jefe de Gobierno que, constitucionalmente, tiene la responsabilidad de ejercer el poder de policía y no lo hizo. Si me preguntan sobre el área de emergencia, digo que también había deficiencias. Porque fue demostrado que no existía la norma básica de planificación urbana. Tampoco ocurrieron los simulacros necesarios. El Gobierno de la Ciudad no tuvo la iniciativa de llamar a los bomberos y a los policías a un entrenamiento periódico. Todavía no escuchamos una defensa sólida de Ibarra, más allá de sus declaraciones sobre golpismo, nulidades y etcétera. Todavía él no explicó porqué había funcionarios sospechados de corrupción, él nunca se enteraba y ellos terminaban ascendiendo. Nunca un sumario, jamás una denuncia importante. Todavía no explicó porqué esa área, tan estratégica, carecía de los recursos suficientes pese a la oferta del Banco Interamericano de Desarrollo para fortalecer esa área. Recién en 2004 apareció algún dinero disponible. Todavía Ibarra no explicó porqué había 50.000 expedientes sin resolver y decenas de inspecciones irregulares. Todavía Ibarra no explicó los hechos de julio de 2004, la inspección a la disco Cemento, la permisividad ante el reconocimiento de Omar Chabán de que no tenía la documentación apropiada y un coordinador que ordena no clausurar. A diciembre de 2004, nadie había comprobado si los papeles estaban en el Gobierno de la Ciudad. Ibarra no tuvo respuestas sólidas a preguntas concretas. -Pero algunos testimonios señalaron que las alertas llegaron arriba, aunque no fuese al Jefe de Gobierno de la Ciudad... -Sí, es verdad que algunas alertas llegaron hasta el nivel del Secretario del área. Pero nunca ocurrieron las consecuentas cartas documento que exigía el reglamento, y eso es muy irregular. Es importante, y se ha tratado de diluir en el mensaje mediático, que en este tema, constitucionalmente, el Jefe de Gobierno porteño es responsable -Explíquelo mejor, por favor. -Un Jefe de Gobierno debe enterarse qué establecen la Constitución y las leyes reglamentarias, acerca de las responsabilidades y obligaciones. Una de las obligaciones del Jefe de Gobierno es el ejercicio del poder de policía. En la mayoría de las otras políticas (salud, educación, justicia), si bien el Jefe de Gobierno es una autoridad superior a los planificadores, el responsable último es el ministro en funciones en él que delegó responsabilidades el Jefe de Gobierno. Pero esto no ocurre con el ejercicio del poder de policía que se encuentra concentrado en el Jefe de Gobierno. La supervisión de esa área es responsabilidad de él, según está en la Constitución de la Ciudad, porque no puede delegar una responsabilidad primaria, excepto para hacerla operativa. En verdad, el Jefe de Gobierno no se ocupaba de la supervisión; de lo contrario, porque es inteligente, tendría que haber realizado no menos de 15 cambios organizativos en dos años, por lo menos. Lo que le describí indica que no había una responsabilidad ejercida en los términos exigidos por la Constitución porteña. Tal vez si hubiera habido un problema de mal desempeño en otra área, nunca hubiéramos llegado hasta el Jefe de Gobierno. Conceptos tan elementales fueron transmitidos en forma incorrecta a la opinión pública. Si se hubiese ejecutado en forma apropiada, no estaríamos discutiendo si Aníbal Ibarra se va o se queda. Ojala la discusión hubiera sido, por ejemplo: “¿Está bien que el Jefe de Gobierno tenga el poder de policía en su propia persona? ¿El Jefe de Gobierno debería poder delegar su responsabilidad primaria en estos casos? ¿Es correcto que la Ciudad tenga tan pocos recursos para esta área?” Ojalá se hubiera discutido esto y no si hay que ‘bancar’ o no a Ibarra. -¿Helio Rebot, del Frente para la Victoria, tiene el voto decisivo en el juicio político? -Más que Helio, es el ‘kirchnerismo’ en su totalidad. Helio ha manifestado una actitud firme en la investigación, explícita, activa. Entonces, uno podría tener la impresión de que Helio tiene más convicción de que Ibarra cometió un mal desempeño. Pero, quizás, también lo opinen Elvio Vitali o Sebastián Gramajo, y no lo sabemos porque tienen personalidades distintas. Tal vez Helio jugó un rol activo y piensa distinto a sus compañeros. En cualquier caso, no es una cuestión de Helio sí o Helio no, es un problema de los tres ‘kirchneristas’. Me encantaría que pudieran votar más allá de las presiones políticas. Lo necesitan los ciudadanos. Pero es evidente que existe un problema importante en el ‘kirchnerismo’ porque hay quienes consideran que Ibarra debe permanecer, que despedirlo desautorizaría el apoyo que le dio Kirchner a este 2do. momento. También hay quienes argumentan a favor del arribo de Jorge Telerman, porque Ibarra está desgastado y necesitan construir un candidato para 2007. Todo esto provoca presiones cruzadas, que no tiene que ver con el fondo de la cuestión. Hasta puede suceder que algunos diputados se encuentren convencidos que hubo mal desempeño, pero que por las presiones que reciben, voten contra sus propias opiniones. -¿Los cuatro legisladores de PRO votarán a favor de la destitución de Ibarra? -Yo no quiero decir que sí lo harán. Debo respetar el proceso. Desde que se inició, no he hablado específicamente del tema con Roberto Destéfano, que es el diputado que representa a mi bloque en la Sala Juzgadora. Quiero que él vote sin presiones, de acuerdo a su conciencia y a los elementos que reunió. Tiene una carga pesada encima y no seré yo quien sume más carga. Mi intuición es que son cuatro diputados muy convencidos de qué está bien y qué está mal, y han evaluado qué ocurrió en las audiencias. Creo que es inverosímil que hayan cambiado de opinión. -En noviembre pasado, todas las especulaciones afirmaban que no se sumaban los votos para la acusación, pero la presión de los padres se transformó en presión social suficiente y cambió el escenario. ¿Puede ocurrir algo semejante otra vez? -Creo que es admirable la fortaleza de los familiares, más allá de que algunos padres cumplan un rol más agresivo que otros, que les cueste más controlar sus emociones. Es para elogiar la persistencia de esa gente para seguir todo lo que ocurrió en la Legislatura y en la Justicia. Hay que tener mucha entereza para, después de la muerte de un hijo o de dos hijos o del único hijo, estar al pie del cañón, viendo qué hacen los diputados, escuchando los disparates que se escuchan, y seguir de pie. La presión existe. La gente dolida exige; su angustia es un mandato. En varias ocasiones he discutido con los familiares, a veces muy fuerte; querían que le diéramos menos prórroga a Ibarra para la preparación de determinado documento, por ejemplo. Pero creo no haber perdido la serenidad porque no se puede instalar en la sociedad de que solamente consideramos la opinión de los padres. Sería no atender el derecho de Justicia de cada uno. Lo ideal sería que los diputados que van a juzgar puedan salirse de todas esas emociones y evaluar los cargos, contrastarlos con las pruebas y los testimonios y decidir si hubo o no hubo mal desempeño. Hoy, los padres están más cautelosos. Se los golpeó mucho, y mal. Pusieron la lupa sobre los padres más emotivos, para desprestigiarlos. Todo esto fue muy poco humano. -¿Puede haber una reacción violenta de los padres si el resultado del juicio es adverso? -Espero que no. Una actitud semejante no tiene ningún sentido para ellos, no les aporta nada más que llenarse de broncas y sentimientos que los pondrán peor. Es muy difícil pedirles esto, pero tienen que tener la serenidad de haber puesto lo mejor de ellos para que las cosas llegaran a lo que ellos creen que es la solución justa. -Marcela Velazco, ex inspectora de la Ciudad, declaró sobre una supuesta reunión entre Horacio Rodríguez Larreta, José Iglesias y la jefa de inspectoras, Paula Trunzo, a solicitud de Diego Gorgal. ¿Es verdad? -Gorgal desmintió que él hubiera ordenado esa reunión, y es suficiente. En cuanto a Horacio, yo hablé con él ese mismo día y me dijo que había tenido un encuentro con esta mujer antes del inicio del juicio político, a pedido de un militante de CpC, o alguien que trabaja con nosotros en Provincia de Buenos Aires y que no tenía nada que ver con Cromañón. E Iglesias, cuando tuve la oportunidad de dialogar con él, me dijo que nunca estuvo reunido con esta persona. -Muchos analistas indican que a CpC -o al PRO- les convendría que continuara en el gobierno un Ibarra debilitado, de cara a las elecciones de 2007, y no un ascendente Jorge Telerman. ¿Esto se habló en el partido? -Hay muchas especulaciones respecto a qué conviene de cara al año 2007. En cuanto a Cromañón, y hablo exclusivamente de lo que compete a Mauricio Macri, él no se ha prestado a conversar de eso con ninguno de nosotros. Las conversaciones existen entre la gente que nos frecuenta, pero Mauricio, desde el principio, dijo que Cromañón es un tema moral. Su frase fue: “Tenemos que hacer lo que hay que hacer”, y eso significa investigar, saber qué ocurrió y votar en consecuencia. Nunca estuvo en su cabeza, ni en la mía, ni en la de Martín Borrelli la idea de especular con escenarios electorales. Tal vez nuestra actitud no es propia de otra gente con más experiencia política. Pero nosotros hemos prescindido de esa discusión, porque pensamos que, más que nunca, es un tema para trabajar desde otro lugar. Entonces, por supuesto que cerca nuestro existe, a veces, la sensación de que nos estamos equivocando. Pero en una construcción a mediano plazo esto es lo correcto. Debemos trabajar la política desde otro lugar, aunque en la coyuntura resulte costoso. Mi convicción no es que estamos perdiendo, sino que somos coherentes. Luego, cuando uno hace lo correcto, deberá capitalizarse en forma positiva. -¿Cree que es verdad que más del 50% de la población está en contra del juicio político a Aníbal Ibarra, tal como afirman las encuestas que agita el oficialismo? -Son de colección las mentiras y barbaridades que le he escuchado decir a Ibarra en todo este tiempo. No me extrañaría que él invente una encuesta. Todo es posible en Ibarra. Ahora, podría ser verdad que la gente opine que Ibarra no merece ser destituido porque la discusión se ha desvirtuando tanto que la opinión pública ha sufrido una desinformación permanente a través de los medios de comunicación. La gente no está pegada a internet siguiendo cada una las audiencias y cada uno de los testimonios. Y es razonable que siga el tema desde otros medios de comunicación, sobre los que Ibarra ha influido mucho. Es posible que la sensación sea: “Esto es todo una payasada, a nadie le importa verdad”. Pero esto no quiere decir que si conocieran las cosas que se han investigado, no cuestionarían la permanencia de Ibarra. Entonces, cualquier conclusión depende de la información a que tuvo acceso esa persona. En definitiva, puede ser cierto que haya una mentira estadística o que prevalezca la mentira informativa pero en cualquier caso es nefasto lo que Ibarra le hace a la sociedad. -Entonces, ¿Macri sale favorecido o perjudicado en de este juicio político? -Lo que voy a decir no coincide con los códigos de la política. Nuestro escenario en este caso nunca fue: “Pensemos qué le conviene a Mauricio”. Nuestro escenario fue: “Tenemos que hacer lo que corresponde”. Si sale favorecido o no, es una pregunta que me resulta extraña a lo que elegimos. No soy ingenua pero creo que hay que cambiar la política. En el corto plazo puede haber una sensación de que Mauricio jugó especulativamente con el tema Cromañón. En cuanto al mediano y largo plazo esta clarísimo que uno de los espacios políticos más coherentes y más serios en trabajo de investigación en el tema de Cromañón fue el macrismo, en conjunto con el espacio del ARI y una parte de la izquierda. -¿Cambió la gestión de Ibarra después de Cromañón? -No. Sí ocurrió en el área de seguridad que se demostró que había un montón de cosas que no se hacían y que había que hacerlas. De cualquier manera no se puede considerar un cambio de gestión a algunas acciones más proactivas en esa área sobre la que se depositó la lupa de la opinión pública y que, evidentemente, había que cambiar. El resto no cambió nada. E incluso empeoró en algunas cuestiones porque estaban tan pendientes de la situación del juicio político que hasta se frenaron algunas acciones. En 2005 hubo una sub-ejecución presupuestaria mayor que la del año 2004. La gestión no es sólida en ninguna de las áreas de gobierno. ------------------- LA RESPONSABILIDAD PRIMARIA DEL PODER DE POLICÍA El artículo 104 de la Constitución de la Ciudad establece 32 atribuciones y facultades del Jefe de Gobierno. Entre ellas, cuatro se refieren al ejercicio del poder de policía. 11. Ejerce el poder de policía, incluso sobre los establecimientos de utilidad nacional que se encuentren en la Ciudad. 12. En ejercicio del poder de policía, aplica y controla las normas que regulan las relaciones individuales y colectivas del trabajo. Sin perjuicio de las competencias y responsabilidades del Gobierno Nacional en la materia, entiende en el seguimiento, medición e interpretación de la situación del empleo en la Ciudad. 14. Establece la política de seguridad, conduce la policía local e imparte las órdenes necesarias para resguardar la seguridad y el orden público. 21. Otorga permisos y habilitaciones para el ejercicio de actividades comerciales y para todas las que están sujetas al poder de policía de la Ciudad, conforme a las leyes.” |