Ricardo Diez
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| Enviado domingo, 30 de enero, 2005 - 08:12 am: | |
CLARIN, domingo 30 de enero de 2005 Los nervios y los insultos explotaron en la madrugada La sesión estaba tranquila pero se propuso suspenderla y se desató la tensión. Los familiares insultaron a Ibarra y los legisladores se pelearon entre sí. -------------------------------------------------- Daniel Gutman. dgutman@clarin.com Habían pasado las dos de la madrugada del sábado y la gente de Aníbal Ibarra festejaba lo que ya consideraba un éxito político. Es que, efectivamente, todo parecía terminado. Después de ocho horas y media, lo que más pesaba era el cansancio y la sesión había ingresado en un ritmo previsible y aburrido. Era imposible imaginar que un par de horas después Ibarra terminaría abandonando la Legislatura absolutamente contrariado. Antes de que pisara la calle alguien le preguntó si volvería el martes. El cronista de Clarín escuchó la respuesta del jefe de Gobierno: "Ni en pedo. La última hora y media no me hicieron una maldita pregunta". Ayer a la tarde, desde el ibarrismo se informó que la decisión todavía no estaba tomada. Cuando se fue Ibarra, se quedaron su jefe de Gabinete, Raúl Fernández, y la jefa de su bloque, Laura Moresi, para denunciar ante la prensa que el llamado a cuarto intermedio fue "una operación política conjunta entre el macrismo y la izquierda para debilitar al jefe de Gobierno". Fernández salió a decir que la segunda parte de la sesión "no está destinada a que Ibarra siga contestando preguntas, porque ya no hay más, sino a hacer un circo romano". Muy tensa, a su lado, Moresi se vanaglorió de haber insultado a la zamorista Susana Etchegoyen, "que deja que Macri maneje a la izquierda". A las 2.10 de la madrugada, Etchegoyen había pedido la interrupción de la sesión hasta el martes. La propuesta fue rechazada por 25 votos contra 22. Fue el único momento de la sesión en donde los familiares insultaron a los gritos a Ibarra y a muchos legisladores. Fueron no más de diez minutos, en los que liberaron toda la angustia acumulada después de horas escuchando en silencio cómo los unos les echaban la culpa a los otros. Le gritaron "asesino" a Ibarra. Les gritaron "corruptos" a los legisladores. Esa presión fue decisiva para que, después de una negociación privada, se terminara acordando el cuarto intermedio. ¿Qué se jugaba en esta cuestión de la interrupción? El ibarrismo, con el apoyo del kirchnerismo, quería terminar la sesión de una vez, aunque durara hasta el mediodía del sábado, para limitar la exposición del jefe de Gobierno. Esa idea fue reforzada después de lo que se consideró un discurso sólido de Ibarra y una respuesta tibia de la oposición. Como máximo, Ibarra ofreció volver el sábado a la mañana. La oposición, en cambio, quería continuar el martes para estirar la situación de debilidad del oficialismo y potenciar la repercusión mediática. El martes, además, se supone que va a haber nueva información sobre la causa judicial porque se levanta el secreto del sumario. Raúl Fernández denunció que Macri —a quien llamó "empresario", sin mencionar que además es el principal líder opositor en Buenos Aires— telefoneó a sus legisladores para que pararan la sesión. "La excusa fue que los familiares estaban cansados. Los usan políticamente. Como ahora no tenían más preguntas, lo que quería el macrismo era tiempo para rediseñar su estrategia. Si esto no es el golpe institucional que denunciamos antes de la sesión, es muy parecido", afirmó el jefe de Gabinete. Esos llamados en la madrugada fueron admitidos en privado por más de un legislador macrista. Sucede que uno de los dos bloques en que está dividida la fuerza mayoritaria en la Legislatura —el llamado Nogaró, que lidera Jorge Mercado— había apoyado al ibarrismo para terminar la sesión de un tirón. Por eso en la primera votación el cuarto intermedio fue rechazado por 25 a 22. Finalmente, en medio de presiones cruzadas, los legisladores macristas del grupo Nogaró se dividieron, algunos se inclinaron por parar y los números cambiaron. Fue una noche larga y, sobre el final, muy tensa. Pasadas las cuatro, los legisladores volvieron al recinto. Votaron el cuarto intermedio y se fueron. Los familiares aplaudieron. Y se quedaron solos en la madrugada. |