Ricardo Diez
Username: Ricardodiez
Registrado: 1-2005
| | Enviado domingo, 30 de enero, 2005 - 08:23 am: | |
CLARIN, domingo 30 de enero de 2005
Argentinismos: una seguridad muy insegura
-------------------------------------------------- Marcelo A. Moreno.
mmoreno@clarin.com
Seguramente la seguridad no representa un gran valor para la salud del gran pueblo argentino (últimamente llamado "la gente"). Y no sólo las inútiles muertes de Cromañón nos hablan patéticamente de ello. Como para que no se apague ese discurso fúnebre, hace unos días unos cretinos tiraron bombas de estruendo en una cancha de fútbol en Salta. Y el jugador Ameli jugó de héroe de la película: logró que se suspendiera el partido y se cumpliera con las normas de seguridad, a pesar de que el árbitro, los dirigentes, el público y hasta tristes colegas desesperados por seguir con la transmisión estaban requetedispuestos a violarlas.
Por ahora lo único que es seguro es que no estábamos seguros. De acuerdo a la gestión Alvarez, lo de Cromañón fue una desgracia anunciada. Cerró boliches a mansalva, clausuró la noche y nos convenció de que vivimos al borde del desastre durante años. Faltaba nomás la chispa, que los imbéciles de las bengalas se ocuparon de encender, para que ardiera la tragedia.
Ahora, que así esté Buenos Aires, con aplastante mayoría de locales en infracción, ¿supone que, en cambio, son seguros los de Boulogne, La Matanza, Isidro Casanova, La Plata? ¿Que ahí sí funcionan los controles? Menos mal...
Los argentinos somos revivos pero lo pone un poco en duda eso de que la desgracia nos arme la agenda. Lo que se supone que nos diferencia de los otros monos es la razón y la razón es predictible: no es necesario que a uno se le incendie la casa para comprender que no es conveniente hacer un asado en el living. Sin embargo a nosotros las tragedias nos van marcando los temas. Este es un país en el cual hay que multar a los motociclistas para convencerlos de que lleven casco y no pierdan la cabeza. Y cuyos automovilistas sólo bajo amenaza usan el cinturón de seguridad. Y donde, además, todo eso se puede arreglar con un poco de efectivo. Aunque por la alcantarilla de la coima se nos vaya la vida, el alma y la dignidad.
Pero ¿a qué viene tanta pálida? Recordemos que ante los caprichos del azar, siempre nos queda una reserva estratégica de viveza criolla. Y no hay duda que Dios es argentino. Lo prueba científicamente que le haya prestado la mano al Diego para hacerle el gol a los ingleses. |