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Ricardo Diez
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Enviado miércoles, 02 de febrero, 2005 - 08:57 pm:   

CLARIN, miercoles 12 de febrero de 2005

Doce chicos viven por la cámara hiperbárica

Estaban entre los pacientes más graves y con este tratamiento quedaron fuera de peligro. Es lo más indicado para envenenamiento con monóxido de carbono.

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Por Mariana Nisebe.
informedeldia@claringlobal.com.ar

En la fatídica noche de Cromañon, Florencia Bruzzese, de 23 años, fue trasladada primero al Hospital Penna y luego al Francés. “Tenía comprometidos los pulmones, había perdido el conocimiento y no controlaba esfínteres” le contó a Clarín.com su mamá, Graciela Zanette. Estos tres síntomas determinaron el traslado: en la madrugada del 31, fue derivada al Centro de Medicina Hiperbárica Buenos Aires.

Allí esperaba la doctora Nina Subbotina, directora de este centro asistencial. Apenas supo del incendio en República Cromañon, que se llevó la vida de 192 personas, Subbotina puso a su gente a disposición del SAME para atender todas las urgencias que pudieran y que así lo requirieran. En total, llegaron doce pacientes derivados de los hospitales Italiano (7), Francés (1), Posadas (1), Santojanni (1), Naval (1) y la Clínica Loiácono (1). Florencia estaba entre ellos. “El tratamiento duró una hora -relató Graciela- estaba sola en la cámara, mientras la doctora Subbotina le hablaba a través de un micrófono monitoreándola constantemente”.

Ni bien llegó el primer paciente, “pusimos en funcionamiento nuestro equipo de cámara hiperbárica. Trabajamos sin pausa hasta avanzada la noche del día 31”, explicó a Clarín.com la doctora Subbotina. Todos los pacientes que atendimos, destacó la especialista, “tuvieron pérdida de conocimiento o presentaron trastornos neurológicos. Venían con un cuadro de intoxicación aguda típico: cefaleas, vómitos, algunos con pérdida de control de esfínteres, tenían tos y secreciones bronquiales con hollín”.

¿En qué consiste está terapia? A los pacientes se les administra oxígeno al 100 por ciento (por mascarilla, casco o tubo) a una presión ambiental superior a las 1,3 atmósferas absolutas, lo que se consigue en un recinto cerrado denominado cámara hiperbárica. Sus aplicaciones, que cada vez son más, van desde envenenamiento con monóxido de carbono hasta infecciones por gangrena gaseosa. Este tratamiento se siguió también con otros 11 chicos.

Cuando terminó la sesión, Florencia pidió orinar y vomitó. “Era una sustancia similar a la brea”, contó su mamá. Afuera, una ambulancia la esperaba para trasladarla nuevamente al Hospital Francés y seguir los controles. El 31 a la tarde fue dada de alta; aunque a partir de esa fecha realiza controles periódicos. “Yo no sabía que existía la cámara hiperbárica, no todos lo saben; la ayudó muchísimo en su recuperación”, destacó Graciela.

Subbotina aclara que la decisión del tratamiento con OHB se basa en varios factores. “Deben ser derivados a la cámara hiperbárica pacientes que están en coma o han sufrido un lapso mínimo de inconsciencia, pacientes asintomáticos con una COHb 25-30% o más (se atendió el caso de un chico que tuvo 32.6% de carboxihemoglobina); quienes no presentan mejoría con 4hs de oxígeno normobárico y los que han recibido el O2 normobárico y manifiestan recurrencia de los síntomas entre un día y las cuatro semanas posteriores”, son algunos de los factores, explicó Subbotina. Fue así que “cada hospital o clínica evaluó con el toxicólogo de guardia la derivación”, informó a Clarín.com el SAME.

La cámara hiperbárica consta de un cilindro de acero de 2,40 metros de diámetro externo y 12 metros de longitud dividido en tres compartimientos comunicados por amplias puertas rectangulares de 180 x 90 cm. Mientras el paciente permanece en una cámara presurizada a una presión mayor de la atmosférica ambiental, el oxígeno se disuelve en el plasma sanguíneo, que es el líquido donde flotan los glóbulos rojos, y llega a los lugares más apartados de los vasos sanguíneos, justamente donde las células están muriendo por falta de oxígeno. Así se revitalizan, empiezan a reproducirse mejor, y al aumentar en número piden más aporte de oxígeno por lo que se forman nuevos vasos sanguíneos (capilares) revitalizando así los órganos.

¿Qué se logra utilizando el oxígeno hiperbárico en la intoxicación específica por monóxido de carbono? Por un lado, explicó la profesional, acelera la disociación carboxihemoglobina que se produce cuando el monóxido de carbono (CO) se une a la hemoglobina produciendo una disminución del nivel de oxígeno en la sangre y tejidos. Por otro, restaura la producción de energía en la célula bloqueada por el CO y en un tercer nivel de acción previene las lesiones neuropsiquiátricas.

Luego de recibir esta terapia, contó la doctora Subbotina, los doce pacientes que atendimos fueron derivados a sus hospitales o clínicas y evolucionaron bien. Gracias al éxito del tratamiento, “todos están fuera de peligro” , remató. Hoy Florencia regresó a su trabajo, y ya lleva a su hija al jardín. “No tenemos palabras para agradecerle al Hospital Francés y a la doctora Subbotina”, dice su mamá.

"Aprovechen el oxígeno, nos decía la doctora"

La historia de Rodrigo Aguirre es parecida a la de Florencia; los dos pasaron por la cámara hiperbárica y se recuperaron. Rodrigo, 23, estaba entre los miles de seguidores de Callejeros, en la noche del 30 de enero de 2004 en República Cromañón. Ni bien se desató el incendio, ante la cantidad de humo en el lugar, perdió el conocimiento. Fue trasladado al Hospital Italiano y de ahí al Centro de Medicina Hiperbárica de Buenos Aires donde encontró a la doctora Nina Subbotina.

En la cámara estaba con otros dos chicos y escuchaba atentamente las palabras de la doctora que le hablaba a través de un micrófono. “Nina nos decía que estaba todo bien, que este era el aire más puro que íbamos a respirar en toda nuestra vida, que lo aprovecháramos”, contó Rodrigo a Clarín.com. Estuvo casi una hora y media respirando en la cámara. Luego, una ambulancia lo devolvió al Italiano para continuar los controles. “Ya tenía otra cara”, contó.

Estuvo internado hasta el 6 de enero de 2005, los primeros días en terapia. Hoy está en su casa descansando y recuperándose de algunas secuelas pulmonares que debe controlar periódicamente. Su próximo horizonte está en la facultad y espera, con ansiedad, empezar en marzo; intentando así devolver algo de normalidad a su vida luego de la terrible experiencia que le tocó vivir.

El trabajo continúa

A partir del 3 de enero llegaron al Centro Hiperbárico tres nuevos pacientes a los que se les realizaron cinco sesiones de OHB a cada uno (una por día) para prevenir el Síndrome Neurológico Tardío. “Esto es sumamente importante porque no hay otro método conocido para tratar esta patología a excepción de la cámara”, aseguró doctora Subbotina. En estos últimos días, la clínica recibió a un nuevo paciente. El no tenía síntomas pero en la resonancia magnética aparecían alteraciones, por lo que se lo está tratando. “El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires manifestó que cubrirá todos los gastos médicos ocasionados después de la tragedia para los pacientes que no tengan Obra Social”, confirmó la médica.

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