Ricardo Diez
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| Enviado viernes, 11 de noviembre, 2005 - 09:05 am: | |
LA NACION La Legislatura no había decidido el futuro de Aníbal Ibarra cuando al cierre de esta edición se registraron violentos incidentes en el recinto y en los pasillos del Palacio. La sesión de la Sala Acusadora en la que 45 diputados debían definir si abrían el juicio político contra el jefe de gobierno porteño por mal desempeño había pasado a un cuarto intermedio luego de que los familiares de las víctimas de Cromagnon presentes en el recinto impidieran con cánticos y reclamos de justicia el desarrollo del debate, cuando los legisladores estaban a punto de votar y faltaba apenas una voluntad para las 30 que exige el pase del trámite a la Sala Juzgadora. El malestar se había ido cocinando a fuego lento durante las seis horas que duró la sesión, que se desarrolló con 41 legisladores presentes. Entre los presentes, los familiares pronto detectaron la ausencia del kirchnerista Juan "Chango" Farías Gómez, que hasta el día anterior había expresado su solidaridad con los parientes y les había asegurado que apoyaría el juicio político. En su bloque también sabían que "se iba a cortar solo" y que sumaría el voto número 30 necesario para suspender a Ibarra y elevar el trámite a la Sala Juzgadora. El rumor corrió rápido. Luego de una reunión mantenida por la bancada del Frente para la Victoria por la mañana en un lujoso hotel de la Recoleta, desde las altas esferas del partido habían exigido al legislador que no acudiera a la sesión. "Ya lo llamé a Aníbal Fernández [el ministro del Interior, que recibió permanentemente a los familiares desde enero último] para avisarle que vamos a incendiar a Alberto Fernández y, ahora, también al Presidente", dijo un exaltado José Iglesias, que perdió a su hijo Pedro en el incendio. Oficialmente, Farías Gómez había tenido una indisposición que nadie podía precisar. Y estaba internado. Sin embargo, LA NACION no pudo confirmar con autoridades de la Legislatura que hubiera sido presentado un certificado médico, aunque –recordaron– el asueto administrativo decretado ayer impedía la realización de ese trámite. Las presiones a Farías Gómez fueron confirmadas a LA NACION por varios operadores del kirchnerismo. Y hubiera sido el voto número 30, ante la adhesión al juicio político expresada por la zamorista Noemí Oliveto y por el hasta anteayer macrista e inminete kirchnerista Eduardo Lorenzo Borocotó. Tampoco participaron del debate el radical Roberto Vázquez, el socialista Roy Cortina y Mirta Onega, diputada de un bloque unipersonal. Sus colegas, de derecha y de izquierda, coincidieron en arremeter contra ellos. "¿Dónde están los cuatro que faltan? No hay excusa para no estar presente. Si uno es diputado, tiene que estar en circunstancias históricas como ésta. Si no, ¿para qué carajo es diputado? Renuncien a sus bancas, renuncien a sus dietas y renuncien a la lucha", declaró un Martín Borrelli (Compromiso para el Cambio) fuera de sí. Bastante después, Sergio Molina, del Interbloque de Izquierda, retomaba la condena. "Que se queden en sus cuevas y renuncien", exigió tras denunciar: "Hoy [por ayer] los votos que faltan son del gobierno nacional". Lo hizo en un clima de desconfianza hacia los familiares, que no habían dudado en abuchear e insultar a los escasos dos legisladores ibarristas que leyeron discursos previamente: Julio De Giovanni (Partido de la Ciudad) y Sandra Dosch (Frente Grande). Los kirchneristas Diego Kravetz y Miguel Talento tenían discursos preparados, pero prefirieron llamarse al silencio. El temor por posibles desmanes había derivado en un fuerte operativo de seguridad fuera y dentro de la Legislatura, donde numerosos policías con pechera naranja ponían color al sentimiento de inseguridad. El despliegue mereció la observación de la diputada María Eugenia Estensoro (Plural). "Ojalá hubiera habido un operativo y un vallado similar la noche del 30 de diciembre", reflexionó y arrancó el aplauso a los familiares y sobrevivientes. "Este gobierno no tuvo la voluntad política de coordinar acciones para actuar ante emergencias", dijo en el mismo sentido la independiente Sandra Bergenfeld, una de las últimas en decidir su voto en apoyo al juicio. Fernando Cantero (ARI) también sostuvo que "quedó evidenciada la responsabilidad de Ibarra antes, durante y después de la tragedia de Cromagnon. Luego, el macrista Jorge Enríquez y Graciela Scorzo, también del interbloque, exhortaron a sus colegas a votar, en función de faltar una sola voluntad, a conciencia. El vicepresidente 1° de la Legislatura, Santiago de Estrada, anunció el momento de votar. Pero los reclamos no cesaban y se llamó a un cuarto intermedio. Luego vinieron los disturbios, minutos antes de la 1 de hoy. Ibarra, en tanto, seguía encabezando el Poder Ejecutivo de la ciudad. Por Angeles Castro De la Redacción de LA NACION |