Ricardo Diez
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| Enviado martes, 15 de noviembre, 2005 - 07:56 am: | |
LA NACION Qué puede cambiar en la ciudad Por José Ignacio Lladós De la Redacción de LA NACION No habrá que esperar novedades inminentes en las políticas de la ciudad de Buenos Aires. Tal como lo anunció Aníbal Ibarra anoche, difícilmente Jorge Telerman, su reemplazante, tome decisiones drásticas de aquí a la segunda quincena de diciembre. Más improbable, en cambio, es que el gabinete y la línea de gobierno se mantengan intactos si el proceso contra el jefe de gobierno demandara el plazo máximo establecido (4 meses). Telerman, un peronista enfrentado con el PJ porteño que conduce el jefe del Gabinete nacional, Alberto Fernández, es ahora el “vicejefe a cargo” de la jefatura, como él dice. Más claro: no se siente el jefe, aunque reconoce que tendrá que conducir como si lo fuera, dijeron anoche dirigentes cercanos a él. Telerman se propone tomar pocas decisiones en caso de tener que gobernar por un período acotado, pero no descarta desempeñar un papel activo en la gestión si su mandato empieza a prolongarse y, desde luego, la conducción total si la Sala Juzgadora decide la remoción de Ibarra. De los tiempos y las resoluciones de esa sala, entonces, dependerá el grado de liderazgo de Telerman. Explicado con fechas: de aquí al 10 de diciembre habrá que esperar un gobierno en piloto automático. Si la Sala Juzgadora toma cuatro meses para fallar, ya se verán algunas directivas, pero no modificaciones de raíz. Si, en cambio, el cuerpo de diputados juzgadores decide relevar a Ibarra, de Telerman pueden esperarse varios cambios en el organigrama de funcionarios porteños, en algunos casos orientados políticamente y en otros, por líneas de gestión. Al vicejefe porteño no se lo debe considerar ni ibarrista, ni pejotista, ni duhaldista. Es peronista, pero no pertenece a la estructura partidaria, ni se encuentra atado a aparatos, ni responde a un líder determinado. Leído así, esto debería quitarle compromisos para gobernar. Dentro del gobierno, si bien siempre se mostró relativamente independiente de la pelea interna ibarrista, se encuentra más cerca del jefe de Gabinete porteño, Raúl Fernández, que del secretario de Infraestructura, Roberto Feletti. La líder espiritual de este último sector es la senadora Vilma Ibarra, con quien mantiene una relación fría. Estos datos podrían influir en la línea de gobierno de Telerman. Eso sí: siempre y cuando quede al mando hasta 2007. El vicejefe a cargo del gobierno también se desempeña como secretario de Desarrollo Social. Desde allí conduce una política que busca tanto desterrar la indigencia en la ciudad como recuperar terrenos de la Reserva Ecológica ocupados por un asentamiento. Se supone que Telerman continuará momentáneamente a cargo de estas líneas de gobierno, aunque esta postura podría reverse si la resolución del caso se estira hasta marzo. Sobre las relaciones políticas porteñas, Telerman anticipó a sus colaboradores que propiciará un encuentro "institucional" con Néstor Kirchner. Ambos tenían una relación cordial, aunque escasa, antes de que el patagónico se convirtiera en presidente, pero el vínculo se diluyó desde que Kirchner asumió en la Casa Rosada. La comunicación de la Nación con la Ciudad quedó, desde entonces, delegada en Alberto Fernández, distanciado de Telerman desde hace años, pero abiertamente enfrentado desde la normalización del peronismo porteño, del que Fernández es su presidente. Telerman acusó al jefe de Gabinete de ser antidemocrático en la normalización del PJ, y Fernández respondió que Telerman le había exigido un espacio mayor que el que merecía. Las obligaciones y las necesidades institucionales, ahora, podrían obligarlos a retomar el diálogo, que a estas alturas se encuentra bastante deteriorado. Cerca de Telerman señalan que quien definirá el interlocutor nacional con la ciudad será Kirchner, pero no niegan que el vicejefe a cargo del gobierno porteño preferiría que el designado no fuera Fernández. Hasta mediados de diciembre, de cualquier manera, Telerman no avanzaría demasiado en este rubro. Y algo similar ocurriría con su construcción política, hasta ayer claramente orientada hacia una candidatura para la Jefatura de Gobierno en 2007. El vicejefe siempre sostuvo que el progresismo debía rearmarse en la Capital, sobre todo después de la fragmentación que, en las últimas elecciones, permitió el triunfo amplio de un centrista como Mauricio Macri. Pensaba que él podía ser un candidato con consenso en la centroizquierda, y que su cargo en Desarrollo Social podía ayudarlo. En el gobierno algunos sostenían ayer que el objetivo podría reforzarse desde la conducción de la ciudad, con más poder, más recursos y mucha más visibilidad, pero él lo negó ante uno de sus allegados. Hasta dejó trascender la posibilidad de no presentarse en las próximas elecciones si eso ayudaba a la normalización de la ciudad. Falta, de cualquier manera. Todo esto, como los cambios y las políticas en la Capital, se definirán una vez que se expida la Sala Juzgadora. |