Ricardo Diez
Username: Ricardodiez
Registrado: 1-2005
| Enviado sábado, 24 de diciembre, 2005 - 07:37 am: | |
CLARIN Una canchita para Macarena ------------------------------- Macarena Cwierz habría cumplido cinco años en setiembre. Su papá, Sebastián, a los 33, estaría vigilando la pileta del Club Regatas de Avellaneda, donde entre diciembre y marzo se vestía de guardavidas. Hoy sus nombres están estampados en una pared de la canchita de fútbol de Villa Tranquila, donde la nena y el profesor pasaron mañanas de sol para darles una sonrisa a los pibes del barrio. Ella era un ángel encantado que despertaba cantando Callejeros en vez de Manuelita. Macarena vivía la mitad de la semana con su mamá, Paola, en Parque Centenario, y la otra con su papá, Sebastián, y la abuela Susana en Valentín Alsina. Hoy, a casi un año de su partida, los juguetes y la ropita de Macarena fueron para su vecinita y amiga. Su abuela se guardó las muñecas y las fotos, que hoy ocupan toda la casa. Como guardó también los libros de Sebastián, como usa la mochila de ese hijo familiero y bonachón, fanático de los deportes, que la convenció de meterse en Villa Tranquila y darles una mano a los chicos. Iban todos: la abuela, Sebastián y la dulce Macarena, con esos pocitos en los cachetes que enternecían a todo el mundo. Los pibes adoraban a esa chiquita que compartía el chupetín y corría como una más sobre la tierra suelta. Fue idea de ellos rendirles un homenaje después de la tragedia. Limpiaron la canchita de fútbol de la villa, le pusieron sus nombres, hasta les recitaron poemas. Susana aún no lo puede creer. Al dolor, dice, se lo siente en los lugares vacíos. En el club Regatas. En esa canchita. Es como si los estuviera viendo: a Sebastián dirigiendo un picado y a Macarena que le pide subirse a upa justo cuando se viene un penal. Porque así eran. Pegajosos. Iban juntos a todos lados. Como aquella noche de hace casi un año. Cuando enfilaron para Cromañón. |